Marcela Perilla, presidenta de SAP Región Norte de América Latina y el Caribe, nos presenta un desafío frente a la nueva realidad: adaptar el espacio y el tiempo a los hábitos de trabajo de las personas.
Así como los teléfonos móviles, las computadoras y numerosas tecnologías y procesos han cambiado en los últimos años, también lo ha hecho el trabajo. La globalización, el acceso a Internet y los dispositivos móviles que nos permiten conectarnos desde cualquier parte del mundo en cualquier momento han sido algunos de los principales factores para que la forma tradicional de trabajar se transforme. Ahora todo es mucho más rápido, mejor conectado y, en consecuencia, más eficiente.
Sin embargo, este lento proceso de transformación se aceleró drásticamente por el confinamiento obligatorio causado por la pandemia de COVID-19. Casi todas las empresas del mundo se vieron obligadas a enviar a sus empleados a trabajar desde casa, implementando rápidamente lo que se llamó «trabajo remoto». Así lo demuestra en América Latina un estudio de la firma PageGroup, que revela que el 96% de las organizaciones de la región introdujeron el trabajo en el hogar luego de iniciada la emergencia de salud.
Si bien esta medida fue una solución positiva para los empleadores, para muchos empleados, que no estaban preparados para enfrentar este nuevo estatus, fue un problema. La carga de trabajo, el derecho a desconectar, el equilibrio entre lo personal y lo profesional, y la productividad medida no por indicadores sino por horas frente al ordenador, fueron algunos de los «peros» más discutidos.
Nuevas tendencias
Con la desaparición de los rituales de oficina, las empresas se vieron obligadas a buscar mecanismos que les permitieran gestionar a sus empleados de forma inteligente y eficaz, algunas con prácticas poco positivas – cámaras encendidas, temporizadores de actividad, llamadas insistentes – y otras con herramientas tecnológicas con las que el sentimiento constante de los colaboradores se media para hacer visible de inmediato su experiencia y poder mejorar las cosas de alguna manera.
Hoy, casi un año y medio después de que comenzara la pandemia, las organizaciones han evolucionado su forma de trabajar. Si bien es cierto que nunca volveremos a ser los mismos, las expectativas de crecimiento de muchas empresas siguen siendo las mismas. Pero ¿cómo debemos adaptarnos a estos nuevos modelos y estas nuevas tendencias?
Poco a poco y a medida que aumenta la vacunación en todo el mundo, las restricciones van disminuyendo. Las empresas están revisando detenidamente sus políticas laborales para comprender la mejor forma de afrontar los nuevos modelos de trabajo. La experiencia de estar en casa durante tanto tiempo ha dado lugar a nuevas preferencias por parte de los empleados, muchas de las cuales apuntan a una mejor comprensión de cómo la productividad y la colaboración pueden seguir teniendo éxito a pesar de trabajar de forma remota.
Se ha creado una fuerza laboral verdaderamente global y, con el apoyo de los empleados y la tecnología móvil, ahora se puede trabajar desde cualquier lugar y en cualquier momento.
Esta nueva era está marcada por entornos inclusivos en los que las personas pueden trabajar desde casa, en la oficina o de forma remota para que todos estén capacitados para funcionar de la mejor manera posible impulsando el éxito empresarial. Asimismo, flexibilidad horaria, para que los empleados puedan decidir cuándo trabajar de acuerdo a sus necesidades; y una mayor accesibilidad, ayudando a derribar las barreras estructurales que enfrentan las personas con discapacidad para acceder al empleo.
También estamos viendo espacios de oficinas inspirados en la creatividad, la colaboración y la comunidad que permiten a los empleados encontrar el espacio adecuado para cada tarea.
Este sigue siendo el comienzo de una transformación. Seguiremos viendo avances tecnológicos y nuevas estrategias corporativas enfocadas a mejorar la productividad empresarial y asegurar el bienestar de los empleados. Y aunque todavía queda un largo camino por recorrer en cuanto a legislación para este nuevo estilo de vida, de hecho, ya hemos dado el primer paso.