Adriano Pires, director de Embratel, destaca los desafíos de docentes y alumnos en las clases virtuales. Según él, el propósito de la tecnología es brindar la mejor experiencia a los usuarios, buscando siempre aumentar la productividad.
Han pasado más de dos años desde que las primeras escuelas tuvieron que hacer grandes cambios para reajustar sus formatos de clase y continuar brindando educación a los estudiantes de todo Brasil en medio de una pandemia.
Con el desafío de cuidar la salud de estudiantes y docentes y, al mismo tiempo, mantener la calidad de las actividades, las escuelas y los educadores debieron buscar nuevas soluciones para optimizar el aprendizaje mientras el mundo luchaba por superar este período de extrema tensión y distancia. causada por la pandemia de COVID-19.
La solución encontrada fue desarrollar una nueva cultura de enseñanza a distancia, con más acceso a tecnología y conectividad, llevando lecciones y materiales calificados y cautivadores a los hogares de los estudiantes para que el año escolar y los conocimientos no se perdieran.
Según una encuesta del Inep (Instituto Nacional de Estudos e Pesquisas Educacionais Anísio Teixeira, en portugués), el 99,3% de las escuelas de educación básica brasileñas suspendieron todas las actividades del aula durante la pandemia, teniendo que digitalizarse.
Más del 98% de las escuelas han adoptado estrategias de enseñanza no presencial. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, la deserción escolar fue alta.
Según la Encuesta Nacional Continua por Muestreo de Hogares (Pesquisa Nacional por Amostra de Domicílios Contínua), cerca de 244.000 niños y adolescentes entre seis y 14 años no asistían a la escuela en el segundo trimestre de 2021, un aumento del 171% con respecto al mismo período en 2019, que muestra los efectos de la pandemia.
Con este escenario ahora atenuado, las instituciones educativas están aprovechando la experiencia adquirida durante este tiempo para avanzar en su trabajo, tomando como prioridad el formato híbrido.
Este formato cobra fuerza principalmente a través del apoyo de la tecnología como aliada para posibilitar un entorno de aprendizaje digital seguro y flexible capaz de aunar educación de calidad e interacción.
En este sentido, existe un uso creciente de los entornos virtuales de enseñanza, que buscan crear una experiencia innovadora para que los estudiantes se sientan cómodos, comprometidos y, sobre todo, para seguir aprendiendo, independientemente del lugar donde asistan a clases.
En estos entornos virtuales de enseñanza, estudiantes y docentes construyen conocimiento y comunicación desde cualquier lugar y dispositivo. Las aulas virtuales interactivas, por ejemplo, ya son capaces de reproducir la experiencia presencial, con docentes enfocados en la diversidad de contenidos para atraer a su audiencia. Compartir pantalla se usa como pizarras, pero va más allá.
Permiten mostrar imágenes y videos para hacer participativas las actividades incluso a distancia. Las encuestas, chats y cuestionarios en línea con conceptos de ‘gamificación’ hablan directamente a los jóvenes que, en una fase creativa, necesitan estímulos para concentrarse.
Los juegos utilizados en este entorno estimulan la visión analítica, la concentración y el conocimiento de los temas estudiados a la vez que hacen más divertido y colaborativo el acto de aprender.
Para los docentes, por lo tanto, unir tecnología y educación significa el surgimiento de nuevas oportunidades para ofrecer metodologías de enseñanza más enfocadas al contexto de los estudiantes, que ya se encuentran en una sociedad cada vez más conectada.
También representa la oportunidad de mejorar las prácticas pedagógicas a través del acceso a las estadísticas y datos proporcionados por la herramienta.
Una plataforma intuitiva y fácil de usar se convierte en un gran aliado de los educadores, facilitando y optimizando el seguimiento académico de las clases.
La corrección de ejercicios, el envío de comentarios, el seguimiento cercano del aprendizaje, las actividades realizadas, la participación y la asistencia, todo en línea, permite un servicio altamente personalizado de acuerdo con las afinidades, habilidades y dificultades personales.
El propósito de la tecnología es brindar la mejor experiencia a sus usuarios, buscando siempre aumentar la productividad. En educación, esto no es diferente. Las soluciones tecnológicas ofrecen oportunidades significativas para la innovación en relación y hacer que el aprendizaje sea más productivo.
Los últimos dos años han sido una prueba de que la tecnología y la educación deben ir de la mano.
La enseñanza presencial y a distancia se complementan como nunca antes para atender las exigencias que impone este nuevo mundo, apoyando el desarrollo de la educación y acercando a los alumnos al sistema educativo, algo de suma importancia para el futuro de Brasil.
El uso de entornos virtuales de aprendizaje ya es una realidad en muchas instituciones y lo será aún más en la era post-COVID para reforzar las clases presenciales y ampliar el estudio híbrido.
El potencial de transformación de las nuevas tecnologías en este ámbito es amplio, con capacidad para llenar vacíos y aumentar la entrada y permanencia de los jóvenes en las escuelas, además de hacer que el aprendizaje sea más colaborativo e inspirador.
La unión de la enseñanza tradicional con el nuevo entorno digital debe ser priorizada para que Brasil alcance su pleno potencial y se convierta en una nación efectivamente desarrollada, ampliando el flujo de conocimientos, estimulando la socialización, la creatividad y la pertenencia social para no solo retener a los estudiantes en la escuela sino, principalmente, para prepararlos para el futuro con una educación diferenciada y atractiva.
Es hora de que las organizaciones educativas entiendan la importancia de mantener la tecnología como un aliado fundamental en el proceso de aprendizaje para convertir realmente a los estudiantes en ciudadanos y protagonistas de la sociedad que soñamos para nuestros hijos.
